9 de mayo de 2007

"Toda imagen es pintura" – Alberto Giudici


Entrevista a Luis Felipe Noe

El oficio de Luis Felipe Noé es el de pintor. Pero su idea de la pintura va mucho más allá. Pintar, sostiene, es producir imágenes, sin que importe el procedimiento usado para lograrlas. “Hay que superar esta idiotez que es pintura-no pintura”, dice.


En estos tiempos en los que está de moda el espíritu funerario —son ejemplos la muerte de la pintura, del arte, de la Historia, de las utopías— Luis Felipe Noé sacude la modorra intelectual planteando una reflexión que clama ser dialógica para no desvanecerse en los ecos de un monólogo. Su tesis afirma: "El arte llamado pintura es el arte de la imagen más allá del procedimiento que se utilice para lograrla". Pero ¿Qué es la imagen? o mejor aún, ¿toda imagen es pintura? Las respuestas se abren en delta y cada brazo se corresponde con una concepción diferente de la pintura y de lo pictórico. Consciente de esto, este artista reflexivo y polemista nato ofició de curador de una muestra ideada por él en el Centro Cultural de España en Buenos Aires (CCEBA), que bajo el provocativo título de Pintura sin pintura reunió la producción de trece artistas que no transitan por el soporte tradicional de la pintura: Jorge Sarsale, Tomás Espima, Mariano Molina, León Ferrari, Leonel Luna, Marcos López. Horacio Zabala, Gustavo Romano, Elena Nieves, Hernán Marina, Andrés Bancalari, Alberto Méndez y Mónica Millán. Desde pólvora en lugar de óleo o de acrílico hasta el murmullo del agua y el canto de los pájaros, la producción de estos creadores recorre un amplio diapasón de procedimientos. Pintura en todos los casos, sostiene Noé.


Tomando como base de su fundamentación la concepción lógica de correspondencia entre lenguaje y verdad que el filósofo austríaco Ludwig Wittgenstein (Viena, 1889 - Cambridge, 1951) plasma en su Tractatus Logico-Philosophicus (1921), Noé postula junto con Anthony Kenny (biógrafo de Wittgenstein) "la teoría pictórica de la proposición". Fascinado por este hermético pensador, Noé encuentra claras coincidencias entre Vasily Kandinsky, el padre de la abstracción, que revoluciona la noción de representación, y Wittgenstein, quien poco después "se cuestiona sobre qué es la representación del mundo en conceptos". Cuestionamiento que, a su juicio, hace de la pintura una inmensa madraza capaz de abrazar en su seno todas las expresiones, incluso aquellas que la repudian, la cuestionan o ya le extendieron su acta de defunción.


"Wittgenstein —señala Noé— se pregunta cómo se puede representar el mundo. Y lo notable es que emplea una palabra, bild, que para mí es fabulosa porque simultáneamente —según los traductores del alemán— quiere decir pintura, imagen y cuadro. El toma esa palabra para hablar de la representación lógica del mundo. Los traductores decidieron que la palabra pintura no podía reflejar lo que quería decir Wittgenstein y entonces vieron que no había nada mejor que utilizar la palabra figura. Con lo cual deforman profundamente su idea. Figura es el elemento ''A''. Vos sos una figura, yo soy una figura, la mesa es una figura. Porque él, sirviéndose de la palabra bild, está hablando de la interrelación de elementos que conforman una imagen. Una imagen ¿de qué? De elementos, de lo que sea. Es un complejo. Un cuadro de situación. Entonces, si él interpreta que pintura, imagen y cuadro sirven para representar el complejo, es que la pintura es el acto de la imagen y hace un cuadro de situación. Esa es mi deducción. Y que eso es esencialmente la pintura, y no el procedimiento que se utiliza para hacerla".


—Un poema visual en todo caso.

—Sí, un poema visual. Y en cierto modo, Wittgenstein, por negativa lógico-filosófica, está hablando de poesía. La definición de poesía que más me gusta es la de Aldo Pellegrini que dice: "La poesía trata de decir con palabras lo que las palabras no pueden decir". Creo que todo lenguaje artístico trata de lo mismo. Lo interesante de la definición de mi querido Aldo, de quien yo me siento su discípulo, es que señala que con la materia palabra se pueden dibujar palabras. Todo eso, para mí, tiene otras derivaciones, que es lo que traté de fundamentar en la muestra que titulé Pintura sin pintura, donde formulo la tesis de que la imagen, el arte de la imagen, trasciende el medio que se utiliza. Y me baso en gran parte en este concepto de Wittgenstein, que es el concepto de pintura extendida. También me baso en un fragmento de Apollinarie donde no tiene prejuicios para abordar cómo es la materia del arte y dice que la pintura puede ser hecha de distintas maneras, con lo que se quiera: ''Con pipas, con estampillas de correo, con naipes, con candelabros, con trozos de hule, con periódicos, con materia fecal, con sangre''. Y lo escribe en un momento en el que se produce el nacimiento del colage. Para mí, el colage es una de las tres grandes revoluciones del arte del siglo XX.

—¿Y las otras dos?

—La primera se da en el orden de la cultura. Que fue mandar al diablo los referentes totémicos clásicos y griegos y es cuando comienza a interesarse por lo primitivo, por otras formas de representación de la imagen. Expresionismo y Las Señoritas de Avignon mediante. La segunda es consecuencia de esto: la imagen del mundo que tenemos se cuestiona y a partir de eso los movimientos pictóricos que ya interrumpieron otras cosas producen esa segunda gran revolución que es la del colage. Porque equivale a decir: la imagen no sólo se construye con línea, superficie y color sino también con otras imágenes. La tercera revolución, una muy seguida de la otra, es la abstracción. Que es ver la imagen sólo con los elementos que la construyen. Pero con los elementos que la construyen tradicionalmente: línea, superficie, color. Porque el concepto de cómo se construye la imagen fue cuestionado desde dentro de la estructura de la imagen y supera lo representativo. Y hay una cuarta revolución, que es la conciencia del concepto. Esa gran revolución la produjo Duchamp, pero no fue algo solitario porque en ella ya estaba implícito lo anterior. Es decir, el pensamiento cubista es una revolución conceptual; la abstracción, es una revolución conceptual; el colage es una revolución conceptual. Por lo tanto, lo que hace Duchamp es una cosa obvia: valorizar el concepto. Entonces, él ve un mingitorio como si fuera una obra de arte, porque lo ve desde un punto de vista formal. Por supuesto, no es un mero formalismo, porque en ese momento es absolutamente revolucionario respecto de cómo concibe el ojo. Por otra parte, no se puede entender el ready made sin el colage, porque éste parte de elementos anteriores al concepto de imagen. Ahora bien, el ready made es una etapa en la conciencia de Duchamp, pero hacer ready made ahora no tiene el menor sentido. Es de la peor academia. Ridículo como cualquier academicismo. El propio Duchamp se cansó de hacer ready made en algún momento porque ya estaba formulada la posibilidad de ver de otra manera los objetos del mundo.

—O sea, lo integra a su concepto de la pintura.

—Claro. Para mí, Duchamp es un pintor, ante todo. Es que yo creo que es absurdo contraponer tantas cosas en este mundo, porque todas se entretejen. El concepto no es solamente el concepto. El concepto es la sensibilidad, porque sin sensibilidad no podés concebir nada. La sensibilidad no es la sensibilidad, porque sin concepto no tomás conciencia de ella. Es decir, creo que hay mucha estupidez en cómo se debate la cuestión artística en la actualidad. Que la pintura ha muerto, que el arte ha muerto. Vayamos parte por parte. Primero: la pintura ha muerto. ¿A qué se está refiriendo? A que un cierto procedimiento para hacer la imagen ya está totalmente superado. Y eso hace que la gente no entienda cuál es la diferencia fundamental y así como en una época se valorizaba mucho la pintura porque daba la imagen de contexto, ahora en un momento en que hay muchos modos de registrar la realidad, el arte de la imagen, de la pintura es algo que parece absolutamente inútil y marginal. Lo que no entienden es que el arte de la imagen es cada vez más difícil y a la vez más complejo porque no se refiere a un objeto, a una cosa, a un detalle, sino a la totalidad del mundo. Y eso es lo más difícil. Cuando hablamos del arte egipcio, el arte griego, el renacimiento o el romanticismo se nos presenta una imagen. ¿Y cuál es la imagen de hoy? La imagen de hoy es el despelote. Pero el despelote puede constituirse en sí mismo una imagen. Es una imagen de interrelación del mundo, es la imagen de una red que se nos escapa. Me encanta retomar el concepto de red porque es fundamental para entender el mundo y el arte de hoy.

—¿Y la idea de que el arte ha muerto?

—Nadie habla de que la literatura ha muerto, de que la música ha muerto. Entonces de qué están hablando cuando dicen que el arte ha muerto. Están hablando de las artes visuales como una forma de poder concretar la imagen. Muy bien. Entonces, se la agarran con el pobre Hegel. Hegel, en su puta vida dijo que el arte había muerto. Ha sido una lectura totalmente torpe. Hegel no es claro, es cierto, pero en esto sí es muy claro. El dice: en el mundo clásico, el mundo griego, se había llegado a una interrelación de categorías que ahora llamamos arte, que llamamos religión, que llamamos filosofía, que era un todo y que las obras clásicas representaban eso, esa totalidad. Entonces, el arte, en su devenir supremo, es cosa del pasado. No está diciendo que el arte haya muerto. Está diciendo que el arte, en una función específica, es cosa del pasado. En consecuencia, en este momento en que se dice que la pintura ha muerto, que el arte ha muerto, en este mismo momento en que, a través de los medios, nos cansamos de recibir imágenes de detalle y no podemos percibir el todo, esa imagen orquestada del mundo es más necesaria que nunca. A esa imagen orquestada del mundo yo la llamo pintura. Pero pintura en el sentido de Wittgenstein que es la interrelación de imágenes, de cuadros de situación, que es preguntarse: cómo podemos comprender el mundo.

Los caminos de la imagen


—En la muestra Pintura sin pintura llevó su postura al límite incluyendo una obra de Mónica Millán, que trabaja con sonidos, y la puso bajo un paraguas común que es el de la pintura. La pregunta, o la inquietud es: ¿lo hace porque siente que tiene que defender un oficio que está cuestionado, o se siente cuestionado usted como pintor?


—No, yo me rebelo contra la boludez. Yo no reivindico el oficio del pomo. Yo no lo reivindico ni lo dejo de reivindicar. Yo lo utilizo, que es otra cosa. A mí lo que me interesa es la imagen y no el procedimiento. Por otro lado, yo reconozco que hay una gran cantidad de gente que hace cosas que no parecen pintura en el sentido tradicional pero que me proponen imágenes y que la mayor parte de ellos ha estudiado en las escuelas de arte. Utilizan nuevos procedimientos que el mundo les ha ofrecido. Entonces, creo que ellos también están pintando en un sentido extensivo del término. En una palabra, reivindico el verdadero concepto de pintura en un nivel teórico y reivindico la pintura como procedimiento, con pomos. Pero no ato un concepto al otro. Para hacer una síntesis: Qué fue la Nueva Figuración sino superar una idiotez que era dividir la pintura entre abstractos y figurativos. En este momento, yo creo que hay que superar otra idiotez que es pintura-no pintura. Eso hay que superarlo porque no es el problema. El problema es la imagen de hoy y celebro que todos los caminos estén abiertos para lograrla, desde el pomo, que yo reivindico, hasta todos los aportes posteriores. Y vuelvo al concepto de la red. El problema del mundo es que todo está muy disperso y al mismo tiempo muy junto. Que es un tejido, un tejido de elementos. Ver la imago mundi de hoy es tratar de entender el tejido y no perderse en los detalles de ese tejido. Los caminos están abiertos para lograrlo y ése es el desafío. Y por eso, no creo que la pintura haya muerto ni que sea poshistórica. En todo caso, está desafiada. Mire, yo trato de ver claro. Y también ver claro conceptualmente las cosas. Me equivoco, no me equivoco. No por nada soy tan categórico ahora a los 72 años. Yo sentía cosas antes, que no las veía claro, pero por espíritu juvenil también era categórico. Ahora no digo que vea claro muchas cosas, mejor dicho, nada veo claro, pero lo único que veo es que eso que no se ve claro es de por sí el tema. Este es el caso.

Tomado de:
http://www.clarin.com/suplementos/cultura/2005/12/24/u-01112340.htm

Imagen: "Y Aquí Andamos"195 x 195 cm. Coleccion Flia. Noe, Año 1995